El fregadero de la cocina es uno de los elementos imprescindibles de la misma. Con el grifo y la encimera, constituyen la zona de lavado y, en ocasiones, también nos ayuda a la preparación de alimentos.
Al ser utilizado todos los días, es normal que con el paso del tiempo se vaya deteriorando, especialmente si utilizamos para su limpieza productos no convenientes o no tenemos cuidado cuando depositamos ollas, sartenes y otros componentes de la vajilla. Por otra parte, los cómodos y grandes fregaderos actuales poco tienen que ver con los de antes, mucho más pequeños e incómodos, por lo que son muchas las personas que deciden cambiar sus antiguos modelos de fregaderos por otros más modernos.
Cambiar un fregadero es, a priori, un trabajo que puede hacer cualquier persona con unos mínimos conocimientos, algo de paciencia y mucha dedicación. Si finalmente decide hacer usted mismo este sencillo trabajo de fontanería sin necesidad de tener que llamar a un fontanero, lo primero que necesitará será tener a mano las herramientas adecuadas, como una sierra de calar, disco para metal, hoja para madera, multiherramienta, pistola aplicadora de silicona, punta PZ2, llave inglesa y taladro atornillador. En cuanto a materiales, necesitaremos cinta adhesiva, adhesivo universal y, por supuesto, el fregadero doble con escurridor o cualquier otro modelo que le vaya bien a su cocina y satisfaga sus deseos y necesidades.
Después de retirar su antiguo fregadero, que es probable que sea de un solo seno, debemos ampliar el hueco para la nueva pieza, colocar el grifo y montar e instalar tanto el desagüe como el sifón, fijando el fregadero con un adhesivo universal y unas grapas. Por último, sólo nos quedaría hacer las conexiones.
Cierra las llaves de paso de agua
El primer paso es cerrar las llaves de paso del agua. A continuación colocamos un cubo debajo del fregadero, para recoger el agua sobrante, y con una llave inglesa soltamos los latiguillos.
Desenroscamos la tuerca del sifón con la mano y retiramos la pieza. Entonces quitamos el fregadero y procedemos a retirar los restos existentes de la antigua silicona. Para ello rascaremos primero con una espátula y después terminamos el proceso de limpieza pasando un paño que previamente habremos humedecido en alcohol.
Una vez tengamos lista la encimera presentamos la plantilla sobre ella y delimitamos la zona en la que tenemos que establecer el corte con cinta de carrocero. Cogemos la sierra de calar, armada con una hoja para madera, y ampliamos el hueco. Para evitar dañar los muebles conviene realizar los cortes de estas zonas con una multiherramienta provista de un disco para cortar madera.
Instala el grifo
A continuación insertamos el grifo con los latiguillos en uno de los orificios del fregadero y apretamos la tuerca. Después, para el desagüe, unimos las piezas de PVC enroscándolas entre sí, pero no debemos olvidar las juntas de estanqueidad del propio kit que habremos comprado. Después, instalamos el montaje en la posición que corresponda.
Unimos las piezas que componen el sifón y lo acoplamos al fregadero. El siguiente paso es incorporar las grapas de fijación en el nuevo fregadero y aplicar en todo el perímetro de la pieza, y ayudándonos de una pistola con silicona, un adhesivo universal, que no solo pegará, sino que también sellará.
Ya sólo queda poner el fregadero en su correspondiente ubicación y realizar las conexiones propias de fontanería, como conectar de nuevo los latiguillos teniendo en cuenta la entrada de agua fría y de agua caliente, y apretar las grapas.
Una vez puesto el nuevo fregadero, con todas sus conexiones, debemos abrir las llaves y comprobar que la instalación funciona correctamente y sin fugas.
En cualquier caso, a la hora de elegir fregadero hay distintas variables que debemos observar. En primer lugar, hay que tener en cuenta nuestras necesidades y, sobre todo, el espacio disponible en nuestra cocina. El material puede ser acero inoxidable, cristal o sintético, y el tipo de encimera que podemos escoger puede variar entre un modelo de encastrar o bajo encimera.
En general, se considera que los fregaderos de acero inoxidable son los más resistentes a los golpes y los más fáciles de limpiar. En cambio, los sintéticos tienen como ventaja que no retienen la cal y pueden soportar temperaturas de hasta 280 grados centígrados.
Es importante saber la medida
La medida del fregadero debe escogerse en función del espacio disponible, y también teniendo en cuenta el ancho del mueble. Existen fregaderos en forma de esquina que, junto con los fregaderos de dos cubetas y escurridor incorporado, te permiten aprovechar mejor las zonas muertas de los rincones, mientras que los redondos y de una cubeta ayudan a optimizar el espacio en las cocinas pequeñas.
Respecto a los tipos de fregaderos, la elección estará unida a los materiales del fregadero y al de la encimera. Los fregaderos de bajo encimera no están disponibles en fregaderos de cristal. Este tipo de fregaderos están recomendados para encimeras de granito, de piedra o sintéticas. En cambio, los fregaderos de cristal están disponibles en acero inoxidable, cristal y sintéticos, y se recomiendas para encimeras laminadas y de madera.
Existen, además, fregaderos con diferentes formas. Elegir una u otra también puede variar en función del espacio disponible y, algo a tener en cuenta: la distribución de la cocina. Si vas a elegir un fregadero con escurridor, debes elegirlo a izquierda o derecha, o apto para ambas posiciones, siempre teniendo en cuenta que entre la placa y el fregadero debe existir, al menos, una distancia mínima de 60 centímetros.
Existen, pues, fregaderos de una cubeta, de cubeta y media, de cubeta con escurridor, de cubeta y media con escurridor, de dos cubetas y de dos cubetas con escurridor, siendo el primero el modelo que menos espacio ocupa, y el último el que más.
Fregaderos de acero inoxidable, una buena elección
Por otra parte, elegir un buen o mal material influirá en aspectos tan importantes como la resistencia al rayado o a los golpes, o incluso la retención de cal. Así, los fregaderos de acero inoxidable, que pueden ser pulidos o texturados, ofrecen la máxima resistencia al impacto, pero son algo más propensos al rayado y a la cal. Sin embargo, entre sus ventajas se encuentra su fácil y cómoda limpieza.
Los fregaderos sintéticos son los que presentan una mejor media, ya que tienen alta resistencia al rayado, una notable resistencia a los golpes y una baja retención de cal. Son muy adecuados, además, porque soporta temperaturas de hasta casi 300 grados, y presentan la gran ventaja, en función de estética, de contar con un amplio abanico de colores.
Por su parte, los fregaderos de cristal mantienen cierta resistencia al rayado y una tolerancia media a la cal. Sin embargo, son débiles ante los impactos pero, en cambio, resultan los más higiénicos, ya que no permiten que ningún producto penetre en su superficie.
Por tanto, el fregadero de acero inoxidable es el que menor tolerancia al rayado tiene, frente a fregaderos sintéticos de resina, fregaderos sintéticos de resina y 70% de cuarzo, y fregaderos sintéticos de resina y un 90% de cuarzo, que son modelos que van aumentando progresivamente la tolerancia al rayado.
En cuanto a la resistencia a los impactos, el fregadero de acero inoxidable tendría la máxima, mientras que el fregadero sintético de resina sería el que la tendría más bajo, mientras que los fregaderos sintéticos de resina y cuarzo, independientemente del porcentaje de cuarzo, la tendrían media/alta.
Por su parte, el fregadero de acero inoxidable es el que mejor resiste el calor, seguido, por este orden, del fregadero sintético de resina y 90% de cuarzo, el fregadero sintético de resina y 70% de cuarzo, y el fregadero sintético de resina.
En cambio, si hablamos de tolerancia a la sal, el fregadero sintético de resina y el fregadero sintético de resina y 90% de cuarzo, la tienen máxima, pero ésta disminuye un poco en el fregadero sintético de resina y 70% de cuarzo, y considerablemente en el fregadero de acero inoxidable.
Para la limpieza diaria, en el fregadero de acero inoxidable conviene utilizar un jabón neutro diluido en agua. Lo aclararemos con agua abundante y lo secaremos con un trapo, y de esta manera evitaremos que se fije la cal. Si utilizamos estropajos de níquel, sustancias abrasivas o detergentes en polvo, aunque el fregadero lleve un tratamiento anti-rayas, lo terminaremos estropeando.
El fregadero sintético, por su parte, necesita para su limpieza un jabón neutro diluido en agua y una esponja para frotar suavemente. Después, es necesario aclararlo convenientemente con agua abundante, y secarlo con un trapo para evitar los depósitos de cal. Si observamos la existencia de pequeñas manchas podremos deshacernos de ellas a través de cepillos con las cerdas de nailon, pero nunca conviene usar detergentes abrasivos o estropajos.
Por último, las salpicaduras del fregadero de cristal las podremos eliminar con un simple paño seco, pero nunca utilizaremos estropajos de níquel.
Accesorios del Fregadero
Asimismo, existen diversos accesorios para incorporar al fregadero, como un cesto escurridor que se encaja en el fregadero donde podemos lavar cómodamente las frutas y verduras para posteriormente guardarlo después de su uso.
Otra opción que podemos adquirir es una cubeta especial para el estropajo, la bayeta o los trapos, que conviene que sea de acero inoxidable o plástico para que no se oxide al contacto con el agua. Pero también disponemos de un antideslizante decorativo que evitará que las salpicaduras y que los vasos de cristal o las copas resbalen y se rompan.
Si necesitamos instalar un fregadero pero no sabemos cuál es el modelo que más nos conviene teniendo en cuenta parámetros como la medida de nuestra encimera, la distribución de nuestra cocina, o la existencia de cal en nuestra zona, podemos solicitar la presencia de los técnicos de Reparaciones Madrid, que son los profesionales que mejor nos pueden ayudarnos a elegir aquella solución que mejor se adapta a nuestras necesidades.